Vigilan la ciudad desde su peana, siempre ubicados en puntos privilegiados para la vista, y son testigos mudos del pasar de los tiempos, de las gentes y de las modas. Pero, a menudo, no se repara en ellos. Son las esculturas urbanas, homenajes a personas importantes para la evolución de una ciudad, a momentos históricos o a oficios pero también arte en estado puro al aire libre. El arquitecto alicantino Santiago Varela acaba de presentar el libro Las esculturas urbanas en los paseos de Alicante, en el que presenta alrededor de 15 rutas por la ciudad a partir de sus monumentos más representativos.

El libro surge del Plan E, la iniciativa del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero para impulsar la inversión pública en el primer tramo de la crisis económica. Su edición fue una de las mejoras que incluyó la empresa Urbana de Exteriores al presentarse al concurso de rehabilitación de distintos espacios urbanos, desde esculturas hasta fachadas, que adjudicaba el Ayuntamiento de Alicante. Varela recopila 60 esculturas que se encuentran en la vía pública y también en los cementerios, “donde hay un campo interesantísimo de trabajo en escultura y arquitectura”, explica. El volumen también incluye esculturas que desaparecieron por distintos motivos y otras que se proyectaron pero no llegaron a concretarse finalmente. El libro está editado en blanco y negro “para resaltar los elementos estrictamente escultóricos, evitando las interferencias visuales del entorno circundante”, explica el arquitecto.

El proyecto surge de un contrato del Plan E

Varela ha centrado el estudio de las esculturas en un periodo que parte de mediados del siglo XIX y que alcanza la actualidad. El arquitecto incide en que son muestras “de las aspiraciones de la burguesía local en cuanto a materializar símbolos, aspiraciones y embellecimiento de la ciudad que se construyó durante esas décadas”.

Cuando a Varela se le pregunta, destaca tres esculturas: el monumento funerario a Quijano, ubicado en el jardín del mismo nombre, por ser de los más antiguos; el conjunto monumental y escultórico de Vicente Bañuls en Canalejas, de finales del siglo XIX y principios del XX; y como más reciente la escultura de Eusebio Sempere en el cruce entre la avenida de Óscar Esplá, Maisonnave y Salamanca, “de lo más interesante que diseñó Sempere”, enfatiza el autor.

Está editado en blanco y negro para resaltar las esculturas

A lo largo de las páginas del libro, Varela establece los recorridos a través de Alicante y para ello ha analizado primero las características del entorno urbano correspondiente. “En ellos, a modo de cuentas de collar, he descrito cada escultura, recurriendo a una descripción pormenorizada de su morfología, materiales, simbología, etc”, explica el arquitecto.

Fuente: El País