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Publicada el 2015-02-26

EL FUTURO DE LA ARQUITECTURA VERDE Y SOSTENIBLE

Coincidiendo con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en varios países de manera simultánea y con el endurecimiento del crédito entre empresas, instituciones y ciudadanos, la arquitectura sostenible ha pasado de la marginalidad a la posición de honor en cualquier proyecto que se precie (residencias, oficinas, obra civil y pública).

Crisis = ¿oportunidad para la arquitectura sostenible? No existe una definición inequívoca de arquitectura sostenible, ni tampoco de construcción sostenible -o verde, o ecológica-. The Economist, por ejemplo, hace hincapié en lo difícil que es calcular el grado de sostenibilidad de una casa o edificio, de modo que la llegada de varios sistemas de certificación medioambiental tales como el estadounidense LEED, el más conocido, ayudarán a clarificar este emergente mercado.

En la construcción sostenible, materiales y tecnologías arquitectónicas nacidos en centros tecnológicos se entremezclan con conceptos ancestrales y métodos industriales. Asimismo, existen productos destinados aumentar la eficiencia energética y medioambiental de las casas y edificios ya construidos: instalación de paneles solares térmicos (para calentar agua sanitaria) y fotovoltaicos (producción de electricidad); mejorar el aislamiento de ventanas y cerramientos; instalar iluminación y electrodomésticos de bajo consumo; entre otras medidas.

El listado de materiales empleados en un proyecto de construcción sostenible, por ejemplo, varía tanto como el tipo de construcción o reforma que se lleva a cabo.

Bambú, balas de paja, madera procedente de bosques gestionados con responsabilidad (existen métodos de certificación para reconocer esta cualidad), piedra de cantera, piedra reciclada, metal y otros productos reciclados, reciclables, renovables, no tóxicos (lana, ladrillos, bloques y paneles elaborados con papel, tierra comprimida, adobe, arcilla, tierra cocida, corcho, coco, platos de fibra vegetal), y un largo etcétera.

Por sus características -coste, durabilidad, carácter aislante-, incluso el cemento puede encajar en un proyecto de construcción sostenible.

Edificar una pequeña casa prefabricada no requiere los mismos recursos y técnicas arquitectónicas que la edificación de una casa, un edificio residencial, un rascacielos, o un gran edificio funcional (hospital, aeropuerto).

Y ya se trate de un habitáculo de 30 metros cuadrados o de un gigantesco rascacielos, la construcción sostenible aboga por emplear no sólo materiales de construcción naturales, funcionales y no tóxicos, sino producidos localmente, para minimizar al máximo el coste energético derivado de su transporte.

No obstante, desde la pequeña casa prefabricada hasta la terminal de un aeropuerto, existen métodos y preceptos fundamentales para asegurarse de que la construcción cumple con las principales prácticas de la arquitectura sostenible.

La crisis en el sector de la construcción

En países como España, tanto las administraciones como el importante sector de la construcción abogan por paliar los efectos de la crisis con la construcción de viviendas de protección oficial y proyectos de obra pública. Mientras tanto, el parque de viviendas nuevas sin vender podría alcanzar, sólo el España, el millón de unidades.

Entre las medidas contra la crisis económica, el Gobierno español se ha comprometido a aumentar las líneas de apoyo del ICO y el Tesoro Público para financiar a pequeñas empresas y viviendas de protección oficial hasta los 35.000 millones de euros en 2009 y 2010.

Tanto en España como en el resto de Europa y Estados Unidos la tendencia hacia la construcción ecológica aumenta en todo tipo de edificios y rango de precios.

The Economist explica que el boom de este tipo de construcción se debe “a los precios de la energía, nuevos estándares (la Directiva Europea sobre el Rendimiento Energético de los Edificios, el Código Británico para Casas Sostenibles o los Estándares de Construcción Verde de California, por nombrar tres recientes ejemplos), y tecnologías mejoradas”.

La casa sostenible (un ejemplo: CERES EcoHouse) se engloba en torno a una estrategia general para mejorar nuestra vida y adaptarnos a cualquier situación (también un periodo de crisis), y no es sólo una reacción al aumento del coste energético o a los mandatos internacionales contra el cambio climático.

Un edificio sostenible es más saludable, consume menos energía, genera menores gastos, como explica la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos. Un edificio sostenible puede incluso producir alimento, con la implantación de huertas urbanas (ver reportaje Tendencias: un huerto en el balcón), ya sea en azoteas o balcones o en paredes (huertas verticales).

Sostenible implica mayor funcionalidad, mayor salubridad, mayor independencia energética, ahorro económico, también en el ámbito de la construcción residencial o incluso la obra civil.

La vida sencilla (del inglés “simple living” o “downshifting”, término al que hemos dedicado un reportaje) es aplicada inclusivamente a cada vez más disciplinas.

Todavía se discute, como explican The Economist (Home, green home) y Treehugger qué es exactamente lo que convierte un edificio en “verde”.

Distintos informes (como éste citado por Reuters) no tienen duda alguna al afirmar que construir de un modo sostenible reducirá dramáticamente las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, tanto en los países ricos como en las economías en desarrollo.

Millones de hogares humildes de todo el mundo, que representan una abrumadora mayoría, también se hacen partícipes de esta tendencia (ver Another green revolution), al incorporar tecnología solar, iluminación de bajo consumo, utensilios más eficientes o mejor aislamiento en los hogares, entre otras medidas con escaso impacto económico y gran impacto ambiental.

Construcción verde, construcción natural, diseño sostenible, arquitectura verde

La sostenibilidad en la arquitectura contemporánea empezó a ser aplicada, todavía marginalmente, en los 70 del siglo pasado, por arquitectos como Ian McHarg, en Estados Unidos; y Brenda y Robert Vale, en el Reino Unido y Nueva Zelanda.

Actualmente, el Instituto Americano de Arquitectos reconoce que la mitad de las emisiones con efecto invernadero realizadas en el país provienen de los edificios, una cifra más elevada que la arrojada por el transporte o la industria.

Los edificios sostenibles pretenden aumentar la eficiencia empleando los recursos -energía, agua, materiales- y reduciendo a la vez el impacto sobre la salud humana y el entorno durante su ciclo de vida, a través del cuidadoso estudio del emplazamiento, diseño, construcción, operación, mantenimiento y demolición.

La construcción verde comparte sus objetivos con la llamada construcción natural, que se ocupa de la edificación a pequeña escala y se centra en el uso de materiales naturales que pueden obtenerse localmente.

También se emplean los términos diseño sostenible y arquitectura verde para referirse a una misma tendencia mundial por el retorno a la construcción de estructuras que miran de nuevo hacia el contexto en que son situadas y a aprovechar el poso cultural y técnico acumulado, tal y como explica Rob Hopkins, fundador del movimiento Culturas en Transición (Transition Culture) en su libro A Natural Way of Building (Un modo natural de construir).

La construcción verde o ecológica se engloba en torno a conceptos que van más allá del desarrollo urbano, tales como el desarrollo sostenible y la sostenibilidad.

Las términos arquitectura solar y arquitectura alternativa también han experimentado un auge en los últimos tiempos.

Recuperando la biomimética (imitación de la naturaleza)

Decenas de métodos de edificación tradicionales procedentes de todo el mundo inspiran varios ejemplos actuales de construcción sostenible, con la misma naturalidad que Antoni Gaudí tomó de la naturaleza tanto principios estructurales como elementos ornamentales.

La permacultura, por ejemplo, pretende diseñar hábitats humanos saludables y respetuosos con el entorno mediante el seguimiento de los patrones de la naturaleza.

En un reconocimiento de las virtudes de la edificación tradicional de culturas como la mediterránea, la construcción sostenible no pretende sólo aplicar avances tecnológicos, sino recuperar sistemas ancestrales de aislamiento, orientación de las estancias o emplazamiento, así como emplear materiales locales con un contrastado rendimiento (desde la piedra al adobe, pasando por la arcilla, la tierra o las fibras naturales, tanto de origen animal como vegetal).

Durante sus viajes por Asia, África y América Latina, Bill Mollison, co-autor de Permaculture One, libro que sirvió de fundación de la permacultura, encontró prácticas ancestrales que habían contribuido a la sostenibilidad de las antiguas culturas agrícolas y de cazadores-recolectores, que contribuyó a popularizar.

Mollison había partido para desarrollar su idea de la producción agropecuaria, aunque pronto vio que su idea podía aplicarse a distintos aspectos interrelacionados de la vida huma, como la construcción, la educación, la economía y la organización social.

La permacultura recupera para el mundo contemporáneo conceptos tan antiguos como los aplicados en las casas tradicionales de Andalucía, Menorca o las islas griegas, que se encalan para evitar al máximo la radiación solar; o la tradicional orientación hacia el sur de los tejados que se lleva a cabo en el hemisferio Norte, para aprovechar la inclinación solar en invierno y evitar la perpendicularidad de los rayos en verano, cuando se quiere evitar el sol.

Otras disciplinas y escuelas exploran la arquitectura ecológica y comparten las características troncales de la permacultura. Es el caso del concepto “de la cuna a la cuna” (cradle to cradle) Michael Braungart y William McDonough, una aproximación al diseño biomimético (que imite la naturaleza) de cualquier tipo de producto, desde un zapato a una casa, pasando por un automóvil o un libro.

Para McDonough y Braungart, cualquier producto (también una casa) debería alcanzar la sofisticación en el diseño de un árbol: el fruto del cerezo que no es recolectado por un campesino o no es comido por los pájaros y otros animales, vuelve al suelo y se convierte en nutriente para el mismo árbol.

Este nutriente (de ahí la máxima “gasto equivale a comida” del concepto cradle to cradle) en el suelo repercute sobre otros animales y sobre la salud del propio árbol, que crece esbelto y despliega una sombra más imponente, que servirá de cobijo al campesino, a plantas y otros animales.

Los productos que parten de la idea “de la cuna a la cuna” y los basados en la permacultura (palabra conformada a partir de “permanente” y “cultura” y disciplina con una filosofía muy similar a cradle to cradle), han sido tomados por estudios de arquitectura y constructores de todo el mundo.

Tanto el concepto cradle to cradle (C2C) como la permacultura modelan la industria humana a partir de procesos naturales en los que los materiales son vistos como nutrientes que circulan a través de metabolismos sanos y seguros.

Para ambos autores, “la próxima Revolución Industrial es la emergente transformación de la industria humana desde un sistema que quita, hace y gasta a uno que celebra la abundancia natural, económica y cultural”.

Existe otro concepto en auge relacionado con la arquitectura sostenible: la arquitectura bioclimática cuenta con preceptos muy similares a la permacultura e incluso a C2C. Consiste en el diseño de edificaciones teniendo en cuenta las condiciones climáticas y aprovechando los recursos naturales disponibles (el sol, la vegetación, la lluvia y los vientos actúan como nutrientes).

Una vivienda bioclimática consigue ahorrar sustancialmente la energía empleada e incluso prescindir de ella totalmente. Las viviendas definidas como bioclimáticas aprovechan conceptos ya aplicados en las villas romanas:

  • Orientación: orientar los huecos acristalados hacia el sur (Hemisferio Norte) o hacia el norte (Hemisferio Sur), se capta más radiación solar en invierno y menos en verano. En las zonas más cálidas, es conveniente colocar los acristalamientos en el sentido opuesto (de espaldas al Ecuador). De este modo, la cara acristalada sólo estará irradiada por el Sol a primera hora de la mañana y a última hora de la tarde (reducción del flujo calorífico). Pese a lo básico de esta idea, en las últimas décadas había perdido fuelle.
  • Efecto invernadero: proteger las ventanas con persianas alargadas y en sentido vertical, en la cara interior del muro, lo que evita la entrada de radiación solar en verano y la generación del efecto invernadero, tan común en los pisos y casas construidos en las últimas décadas, para fortuna de los fabricantes de aparatos de aire acondicionado.
  • Aislamiento térmico: ¿alguna vez te has preguntado por qué la casa de tus antepasados tiene -o tenía, si tristemente ha sido derribada para construir algo que tendrá probablemente peor calidad- los muros más gruesos? Los muros gruesos retardan las variaciones de temperatura, debido a su inercia térmica. Las paredes anchas evitan perder calor en invierno y la entrada de calor en verano.
  • Ventilación cruzada: la diferencia de temperatura y presión entre dos estancias con orientaciones opuestas.

Además de la permacultura, el diseño “de la cuna a la cuna” y la arquitectura bioclimática, el Movimiento Slow Food también ha irrumpido en el diseño industrial e incluso la arquitectura sostenible, con el concepto Slow Design.

El Slow Design, diseño lento, al que hemos dedicado ya un reportaje (ver El tempo del Slow Design), también puede aplicarse a la arquitectura ecológica, al referirse a:

  • Procesos de diseño con mayor tiempo para investigar, contemplar, ensayar el impacto del producto sobre la vida real y ajustarlo a la tarea para la que ha sido creado.
  • Diseño para la fabricación de productos a partir de materiales locales o regionales, o diseño que se apoya en industrias, talleres y artesanos locales.
  • Estudio del concepto de los ciclos naturales y su posterior incorporación a los procesos de diseño y facturación de un producto.
  • Diseño que se centra en ciclos largos y estables, tales como el comportamiento humano y la sostenibilidad.

En busca de estándares “verdes”

Citando a Elsa Wenzel, de CNet, “durante la mayor arte de la historia humana, las casas eran construidas para aprovechar al máximo el sol, el aire y el agua. Durante la mayor parte del último siglo, no obstante, los constructores asumieron que combustibles fósiles baratos podrían proveer luz artificial, calor y aire”.

Varios programas incentivan en todo el mundo la construcción sostenible, en un momento de recesión económica global, que se ha cebado especialmente en la construcción.

En Europa, existe el programa voluntario sobre construcción verde GreenBuilding Programme (GBP), impulsado en 2004 por la Comisión Europea, centrado en ofrecer ayuda técnica e incentivos económicos a los propietarios de edificios no residenciales que quieran aumentar la sostenibilidad de sus instalaciones (edificios de oficinas, edificios públicos, naves industriales), integrando fuentes de energía renovable.

En España, los edificios residenciales y no residenciales de nueva creación o que se reformen deben seguir los preceptos del Código Técnico de la Edificación, normativa que incide sobre la seguridad y salubridad de los edificios, así como sobre la instalación de paneles térmicos para calentar el agua sanitaria, entre otras medidas.

En el resto del mundo, existen iniciativas como la Alianza para la Construcción Sostenible (Sustainable Building Alliance, o SB Alliance), que pretende convertirse, según la propia organización, en “instrumento para defender las especificidades locales a la vez que reconocer la necesidad de converger en espectos socioeconómicos y medioambientales”.

Certificaciones para edificios sostenibles

La irrupción de sistemas de certificación sobre sostenibilidad en la construcción aporta credibilidad y prestigio a las empresas e individuos que edifican o reforman oficinas y viviendas teniendo en cuenta las mejores prácticas aplicadas para cada caso.

Existen diferentes grados de exigencia en la certificación de construcciones ecológicas. El más exigente -y difícil de obtener- es el estándar alemán Passivhaus, aplicado a edificios que reducen sus requerimientos energéticos tan dramáticamente -en un 90%, si se compara con la construcción tradicional-, que no requieren climatización artificial.

En 2007, el Green Building Council de Estados Unidos lanzó el sistema de certificación más empleado y reconocido hasta el momento, conocido como LEED (Directivas en Energía y Diseño Ambiental, del inglés Leadership in Energy and Environmental Design).

LEED incluye, como criterios de evaluación: la eficacia energética, la eficacia del consumo de agua, la eficacia de la calefacción, la utilización de materiales obtenidos localmente y la reutilización de sus excedentes.

Las directivas LEED, a las que puede aspirar cualquier proyecto de construcción estadounidense, fueron creadas para lograr, según el organismo responsable:

  • Definir “construcción verde” estableciendo un estándar de medición comúnmente aceptado.
  • Promover prácticas de diseño integradas en el contexto de todo el edificio y su entorno.
  • Reconocer el liderazgo medioambiental en la industria de la construcción.
  • Estimular la competición verde.
  • Concienciar a los consumidores sobre los beneficios de la sostenibilidad.
  • Transformar el mercado de la construcción.

Existen distintos niveles de certificación LEED, en función del número de prerrequisitos que cumpla la construcción, así como la puntuación acumulada en 6 categorías: lugares sostenibles; eficiencia en el consumo de agua; energía y atmósfera; materiales y recursos; calidad ambiental interior; innovación y proceso de diseño.

A partir de la puntuación obtenida, los proyectos optan a:

  • Certified (26-32 puntos).
  • Silver (33-38 puntos).
  • Gold (39-51 puntos).
  • Platinum (52-69 puntos).

Pese a los avances en los últimos años, no existe una certificación estándar que evalúe el carácter ecológico y medioambiental de los edificios. LEED ha sido diseñado para su empleo en Estados Unidos. Existen, no obstante, sistemas equivalentes a LEED en otros países:

Ejemplos recientes de construcción residencial sostenible (cobertura de faircompanies)

  • Proyecto residencial en California basado en la permacultura. Reportaje y 6 vídeos (1, 2345 y 6) de faircompanies a Mark Feichtmeir, de Kenwood Permaculture, impulsor del proyecto y propietario de la casa.
  • r4House (España). Casa modular prefabricada del arquitecto español Luis de Garrido. Ver vídeos de faircompanies sobre este proyecto (aquí y aquí).
  • Pequeña consultoría e inmobiliaria de San Francisco especializada en la construcción y reforma de casas de acuerdo con los preceptos de la sostenibilidad (ver vídeo de faircompanies sobre la empresa de Chris Bartle).
  • Casa Sostenible (Sustainable House) en Sydney, Australia. Entrevista de faircompanies a Michael Mobbs, su impulsor y propietario (ver vídeo).

Diseños para el futuro

Varias publicaciones electrónicas especializadas recogen algunas de las tendencias en arquitectura sostenible más aplaudidas de los últimos años:

  • Arquitectura verde: 12 diseños para el futuro.
  • ¿Cómo viviremos en 2015? El futuro es ahora para las ciudades sostenibles: artículo -¿demasiado?- optimista con la rápida implantación de la arquitectura sostenible en menos de una década.
  • 15 innovaciones de la construcción sostenible en uso en nuestros días.
  • 7 pasos para transformar un proyecto arquitectónico en sostenible.

Herramientas

Existen numerosos avances técnicos, algunos de ellos gratuitos, que ayudan a profesionales y aficionados a idear sus propios proyectos de edificación sostenible. Entre ellos:

  • Google SketchUp (disponible para Windows y Mac OS X, aunque no Linux; descarga gratuita).
  • Pluguines adicionales para SketchUp: VE-Ware, de Integrated Environmental Systems-IES; Demeter, de Greenspace.
  • Proyectos en Google SketchUp creados por profesionales que trabajan en la arquitectura sostenible: visitar sección Go Green.
  • Google Earth (descarga gratuita para Windows, Mac OS X y Linux): los usuarios de SketchUp pueden integrar sus creaciones tridimensionales en su emplazamiento real, a través de Google Earth.
  • Studio Wikitecture: hace posible que varias personas colaboren en un mismo proyecto a través de una interfaz wiki.

Fuente:http://www.faircompanies.com/news/view/el-futuro-la-arquitectura-verde-y-sostenible/